jueves, 5 de noviembre de 2015

Es tan inteligente y tiene "solo" 17 años




Ella es Kate y tiene "solo" 17 años. Digo "solo", entre comillas, porque los adultos tenemos la mala costumbre de sorprendernos al ver y escuchar a niños y jóvenes con ideas innovadoras, disruptivas, creativas. Kate dice todo lo que siempre pensé y quise decir de niña y adolescente. "Los adultos no nos respetan". Es cierto. Cuando tenía 5 años deseaba desesperadamente ser parte de una conversación en la mesa, pero siempre era callada porque era "solo" una nena. Recuerdo que me sentía muy frustrada y pensaba "ojalá crezca pronto para que me respeten". Si, eso pensaba y era "solo" una nena. A veces vemos a los niños como seres humanos en proceso de formación, como si todavía no estuvieran completos y nos necesitaran para que los terminemos de hacer.  Olvidamos que ellos ya están completamente formados, son seres humanos plenamente desarrollados porque Dios ya hizo ese trabajo cuando estaban en el vientre. Los niños tienen la capacidad de razonar, analizar, reflexionar de maneras profundas, incluso de formas mucho más creativas porque no están limitados por el temor, el pasado, el qué dirán. Cuando llegué a la adolescencia, en el colegio me callaban porque yo era "solo" una adolescente. Me veían como un paquete de hormonas en descontrol. Una ingenua. Ya era más alta que mis hermanos, ya podía levantar mi voz más alto, pero no era suficiente. Seguía sintiendo que los adultos no me respetaban. Así que aprendí a ser parte de la manada. Como dice Kate, aprendí “que mi voz no importaba y que solo tenía que esperar a ser adulta para empezar a ser tenida en cuenta”.

Quisiera decir que al crecer actué diferente pero no lo hice. De la misma forma que me trataron a mí, empecé a tratar a los niños y adolescentes que vinieron después. Hasta que la vida puso en mi camino personas que me enseñaron a verlos como verdaderamente son: personas 100% formadas en espera de una inspiración, una guía, un silencio y un par de oídos que los quieran escuchar, porque ellos pueden y quieren cambiar el mundo, y los estamos ahogando. Es por eso que cada vez que encuentro un niño o adolescente, me doy la oportunidad de escucharle y si pudiera, de inspirarle a brillar aún más de lo que ya está brillando, porque me niego a ser parte de esta sociedad que mata sueños y ahoga héroes.


Kate es más valiente de lo que yo fui y me inspira a seguir en la tarea.

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