martes, 1 de abril de 2014

¿Y si empezáramos a disfrutar más de las cosas?


Esos pequeños detalles que hacen de nuestra vida una explosión de colores, sonidos, texturas, aromas. Los utilizamos a diario. Forman parte de nuestras herramientas de back up de preciosos recuerdos acumulados minuto a minuto. De tan cotidianos, hemos olvidado que están ahí. Después de todo, ¿qué milagro podría representar abrir los ojos, escuchar una canción, sentir una caricia si todo el mundo lo hace?

Joanne Milne nos recordó que vivimos diariamente uno de esos tantos milagros. Debido a un problema congénito, ella nació sorda. Hoy, a través de unos implantes, puede escuchar. ¡Wow! ¿Qué tanto te impacta esta noticia? No mucho, tal vez. Después de todo, la ciencia ha avanzado y va cumpliendo su propósito como debía ser. 

Ahora mira a Joanne. Esta fue la primera vez que escuchó en su vida. Permítete estos minutos e intenta sentir lo que ella sintió.


Impactante, ¿no? Se me derramaron varias lágrimas y no creo ser la única. De alegría por ella y de tristeza por mí. Por haber perdido esa emoción por las cosas. Por no permitirme sorprenderme como antes lo hacía. Las cuentas que pagar y las ansias triviales han tomado su lugar. Pero Joanne me dio una lección. ¡Soy un milagro de Dios andante! Tengo 5 sentidos y 4 extremidades que funcionan a la perfección, una gran cantidad de órganos que no han fallado nunca y kilómetros de venas, arterias y nervios en increíble sincronía. ¿No es maravilloso? 

Es momento de dejar atrás las cargas cotidianas, esas que nos caracterizan como "adultos" y empezar a sorprendernos por las cosas, como cuando éramos pequeños. La sonrisa de un amigo. La textura de una hoja. La belleza de un día gris. No perdamos más tiempo. Es momento de volver a mirar las cosas con ojos exploradores, dispuestos a sorprendernos, es momento de volver a ser niños.

No hay comentarios :