lunes, 15 de abril de 2013

Los lunes debieran ser menos malos


Lunes, el día más indeseado de la semana. Desde el domingo de noche ya nos aflige la carga del día que nos tocará. El tener que volver a la oficina/facultad a retomar la gran piedra en el zapato llamada trabajo/estudio. A los que amamos lo que hacemos no nos cuesta tanto el lunes como a los que odian lo que hacen o simplemente llevan años en la misma rutina y ya han perdido la magia del primer amor.

En Paraguay el lunes tiene un nombre propio que resume la maldición que conlleva: luneró. No sé cuál es su significado literal pero entiendo perfectamente que representa lo peor del iniciar de nuevo, de saber que te quedan 5 o 6 días de trabajo por delante, de tener responsabilidades, de levantarte temprano, de no poder estar en tu casa viendo tele o jugando con tus hijos, de no ver al novi@ porque cada uno debe cumplir con esa inmensa lista de responsabilidades que todos; grandes o pequeños tenemos de acuerdo a nuestra edad y estilo de vida.

En mi caso, me tomó tiempo pero estoy aprendiendo de a poco a no odiar los lunes. El pobrecito se esfuerza al máximo con su mejor clima y un aroma más intenso de café para hacernos el día menos pesado y nosotros igual le ponemos mala cara. Es que el problema no es de este día sino de cada uno. Que nos guste o no lo que hacemos es un factor importante para amar u odiar el inicio de semana. Lo sé muy bien. He tenido trabajos que odiaba con tanta fuerza que cada día de la semana era lunes. Cada día me sentía miserable, deseando que llegue la hora de salida para huir despavorida. ¿Reconoces la sensación? Si, esos trabajos que crean en uno pensamientos suicidas a pesar de tener excelentes compañeros y un clima laboral de ensueño. Por supuesto la carga es más liviana que aquellos ambientes de la pesada donde cuidas hasta que tu café no esté envenenado por la mala onda de la oficina.  En ambos ambientes la sufría, porque el problema no era el lunes ni los compañeros, sino que lo que hacía no me llenaba, me frustraba, no era lo mío.

Así que hoy, haciendo lo que disfruto para vivir que es escribir, mis lunes ya no son tan lunes. Decido verlos en otro idioma porque suenan mejor: Monday…MON-DAY, una mezcla de francés e inglés que transforman el simplón lunes en un MI-DÍA. No es luneró. Este es mi día. Mi día para hacer las cosas que me gustan. Para iniciar la semana con la mejor actitud. Para disfrutar de lo que hago. Para recuperar la pasión que perdí con el tiempo. Que este día sea más que un luneró. Que sea tu MON-DAY J

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